Como estaba muy comodita en mi cama, me fui dejando vencer por el sueño… pero lo que prometía ser un descanso, fue una tensión surreal que ojalá nunca se haga realidad.
En mi sueño estaba yo en el campo, delante de una casa solitaria a la que no podía entrar, pero tampoco me dejaban irme. Tenía derecho a estar de pie, pero no a sentarme.
Afuera, a mi alrededor, habían dos tipos y una mujer uniformados, con una ametralladora encima y con ganas de darle a lo que se moviera.
No hablaban, sólo me miraban. Uno de ellos parecía compadecerse de mí y quizás entender mi angustia, pero no decía nada.
Y yo, trataba de no llorar para no parecer débil, pero coño, era muy difícil…
Al final, la mujer recibió un mensaje por radio y sin ningún tipo de remordimiento, le disparó por la ventana a la gente que estaba dentro de la casa.
Por supuesto, el terror que sentí yo en ese momento fue descomunal; con las piernas temblando y sin poder respirar, dije “Nada, hasta aquí…”.
Los tres se acercaron despacio, con una actitud amenazante, como si necesitaran intimidarme un poco más, como si no fuera suficiente con la idea de matarme en los próximos segundos.
De pronto, dos de ellos se dieron la vuelta y corrieron hacia una camioneta negra que estaba cerca. El otro que seguía delante de mí, abrió la boca por fin y me dijo: “La guerra se acabó, carajita, vete pa’ tu casa”
Yo me quedé inmóvil por un tiempo que pareció eterno. Y luego, como tonta, pregunté:
-“Pero ¿a dónde voy? Ni siquiera sé donde estoy, no sé donde está mi casa. ¿Pa’ dónde agarro, a la derecha, a la izquierda?”
-“Sólo vete de esta mierda. Ya.” me dijo el hombre del uniforme, antes de correr a unirse a sus compañeros.
Se fueron los tres y me quedé ahí, sola, en medio de la nada.
Fue entonces que me sentí libre de darle rienda suelta a mi llanto. Lloré como un bebé preguntándome dónde estaría mi mamá en ese momento…
En cuestión de instantes, abrí los ojos, sudando y con la sensación de haber llorado de verdad.
Jamás me alegré tanto de estar en mi casa, en mi camita y en PAZ.
No más películas de guerra en unos seis meses.
La paz se venda cara
yo que te lo digo
Uff, parece un recuerdo de una vida pasada… o solo un simple sueño
Andreina, debes dejar de comer lumpias frías en las noches y menos aún si vas a ver películas como esa (por cierto excelente película).
Hasta pronto 🙂
Hola Tinú, los sueños son y serán señales para el hombre. Alguién dijo una vez «dejame con mis sueños ellos me han de guiar por el camino que nos depara».
Hay cosas que nos suceden y en muchas ocasiones las obviamos, creo que la tierra nos dice más de lo que uno piensa..nos centramos en cosas más superficiales y abandonamos lo que realmente importa.